Todos los días uno puede volver a empezar, todos.
Uno se equivoca mucho con los hijos, les hace daño, de mil maneras diferentes, muchas, buscando hacerlos felices. Otras buscando tu propia felicidad a costa de ellos. Otras más de que simplemente no pudiste más.
A veces como anoche salís a defenderlos contra el mundo, contra los cobardes y los que se portan como ratas. Y ellos te toman de la mano con orgullo y saben que "somos diferentes", no mejores que nadie por razones demográficas, mejores porque somos personas que buscamos lograr la integridad, que pensamos en lo que hacemos.
Y entonces ellos se levantan y te dan otra oportunidad. Todos los días.
Así seas monstruosa y aterradora, como conocen de ti el lado bonito, nunca pierden la esperanza. Incluso si no lo han visto lo suficiente (como yo el de mi madre), no pierden la esperanza.
No conozco amor más incondicional y verdadero que el de un hijo. No conozco experiencia que permita más construir esperanza en el cambio que la crianza.
Uno se equivoca mucho con los hijos, les hace daño, de mil maneras diferentes, muchas, buscando hacerlos felices. Otras buscando tu propia felicidad a costa de ellos. Otras más de que simplemente no pudiste más.
A veces como anoche salís a defenderlos contra el mundo, contra los cobardes y los que se portan como ratas. Y ellos te toman de la mano con orgullo y saben que "somos diferentes", no mejores que nadie por razones demográficas, mejores porque somos personas que buscamos lograr la integridad, que pensamos en lo que hacemos.
Y entonces ellos se levantan y te dan otra oportunidad. Todos los días.
Así seas monstruosa y aterradora, como conocen de ti el lado bonito, nunca pierden la esperanza. Incluso si no lo han visto lo suficiente (como yo el de mi madre), no pierden la esperanza.
No conozco amor más incondicional y verdadero que el de un hijo. No conozco experiencia que permita más construir esperanza en el cambio que la crianza.
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