- La educación universal por medio de la escolarización no es factible. No sería más factible si se la intentara mediante instituciones alternativas construidas según el estilo de las escuelas actuales. Ni unas nuevas actitudes de los maestros hacia sus alumnos, ni la proliferación de nuevas herramientas y métodos físicos o mentales (en el aula o en el dormitorio), ni, finalmente, el intento de ampliar la responsabilidad del pedagogo hasta que englobe las vidas completas de sus alumnos, dará por resultado la educación universal. La búsqueda actual de nuevos embudos educacionales debe revertirse hacia la búsqueda de su antípoda institucional: tramas educacionales que aumenten la oportunidad para que cada cual transforme cada momento de su vida en un momento de aprendizaje, de compartir, de interesarse.
- Al alumno se le "escolariza" de ese modo para confundir enseñanza con saber, promoción al curso siguiente con educación, diploma con competencia, y fluidez con capacidad para decir algo nuevo. A su imaginación se la "escolariza" para que acepte servicio en vez de valor. Se confunde el tratamiento médico tomándolo por cuidado de la salud, el trabajo social por mejoramiento de la vida comunitaria, la protección policial por tranquilidad, el equilibrio militar por seguridad nacional, la mezquina lucha cotidiana por trabajo productivo. La salud, el saber, la dignidad, la independencia y el quehacer creativo quedan definidos como poco más que el desempeño de las instituciones que afirman servir a estos fines
Hace unos cuatro años tuve la oportunidad de visitar la India. Ya de regreso, alguien me preguntó si no me había impresionado mucho la pobreza, y no pude recordar si había visto pobres en la India. Por supuesto, vi innumerables personas que carecen de muchas cosas, pero me pareció que no había pobreza en los términos en que nosotros la conocemos aquí. Hay mendigos, hay incluso personas que pertenecen a la casta de los intocables, que son discriminados por los demás y sólo pueden ejercer los oficios más humildes. Pero por el curioso orden mental que allá impera, no hay nadie que esté despojado de un lugar en el cosmos, todo el mundo tiene una explicación filosófica y trascendental sobre su situación, y entiende o cree entender el puesto que el ha tocado en el universo. Tal vez por eso pocos se rebelan contra su situación. Al cabo de un determinado número de reencarnaciones tendrán aquello de lo que ahora carecen, o mejor aún, acaso logren escapar a la rueda de las transmigraciones e in
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