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del fracaso al éxito









una palabras sobre mi estado emocional actual...

El viernes pasado parecía que me hubieran dado viagra cerebral; tenía una rara forma de desconcentración emocionada e hiperactiva fruto de salir del trabajo y de llegar los niños al día siguiente. Tenía, agárrense, exceso de energía (sí, más). Corrí, corrí, salté y no se me quitó nunca. Era algo así como una mezcla entre nervios y euforia...Muy eu por cierto. Parecía que mi intuición anticipara una conversación que tuve esa noche con alguien importante sobre algo importante.

La llegada de los chicos fue muy tranquila, y en casa, nuestros amigos (niños y grandes, afortunadamente somos "transgeneracionales") nos recibieron muy cariñosamente en una reunión improvisada y simple (de ponqué ramo con helado para los niños y gaseosa con papitas para los papás). Ver niños cercanos alrededor de mis chiquitos en CARTAGENA me pareció un gran sueño. Recuerdo haber temido (yo no "temo", yo "me aterro", no sé por qué soy tan exagerada) a mi llegada a Cartagena que se criaran solos, cachacos y distantes. Este temor lo reforzó el edificio en el que viví en la arribista y poco afortunada Manga, donde mis hijos y yo, por diferentes, éramos señalados por algunos de los vecinos. Era horrible, increíble, pero era. La gente a veces es tremendamente intolerante de la diferencia, pero no solo "aquí", sino en todos lados.

Algunos hicieron falta esa noche, como Ari, Nico y N, pero en general la concurrencia es la de siempre, la de todas las celebraciones, la familia. Esa familia bonita y diversa que cuando entra a mi casa se sabe libre del afuera. Ahora que vivo en mi casa, será cada vez más un adentro robusto y seguro al que llegar, lo sé. Ya lo he vivido, me encanta construir esos espacios pero sé que solo se logra viviéndolos. A mi casa en Teusaquillo la llamábamos la "conspicasa", todo se nos ocurría allí, desde los huevos a Santos, pasando por una noche de graffittis para celebrar el cumpleaños de la constitución colombiana, hasta tener un niñera argentina que hacía comida con fríjoles germinados. En esa casa hubo ron Jamaica, y cigarrillo primero, compota, sopa de verduras y papilla después. Ambas, si me lo permiten, igual de subvertidas (la ecuación que resulta entre subversion y divertida).

En un punto de la noche, me agarró un orgullo gigantesco. Los que me conocen bien saben que soy noble e inmodesta. Reconozco lo que hago mal, pero también lo que hago bien. Y lo que hago ahora se siente tan correcto! Les explicaré:

Antes salirme del trabajo para "ser mamá" fue una señal inequívoca de fracaso. Para mis papás, para mis amigos. En palabras de algunos "era un desperdicio" que yo fuera un ama de casa. A mi me dolió siempre mucho esa apreciación, justamente por la inmodestia. Yo me considero inteligente, y odio que la gente desvirtúe lo que hago, mucho más cuando lo que hago es "dañarle la cabeza" a mis hijos, educarlos pensantes.

(Parentesis, las nubes estan tan bellas en mi ventana. Parecen de Magritte).

Siempre se ha considerado desperdicio lo que decido: estudiar en Colombia siendo del CNG? que desperdicio! Hacer una maestría en Educación siendo politóloga de la UN? Que desperdicio. Casarse con un pobre diablo? Que desperdicio. Ser mamá a los 25? Qué desperdicio. Irse a vivir a Cartagena teniéndolo todo aquí? Que desperdicio. Hice lo que quería no lo que el status dictaba. Posiblemente me haya equivocado, tal vez.

En fin...mi karma es la contracorriente...y en realidad creo que no escojo así, no conscientemente por lo menos, pero así me salen las cosas. Lo bonito siempre se me aparece en las márgenes. Eso no lo dije yo, creo que fue Deleuze pero ya no me acuerdo dónde y creo que usa la plabara "borde" o fue Foucault? En fin, no importa! Lo que importa no es la cita, sino que lo entendí. Vivir en el margen sirve para ampliar el límite. Estoy segura que mi vida por eso es mucho más feliz, mucho más mía.

Y esta vez fue diferente.

De alguna forma particular, salirme de la UTB para dedicarme a mi casa, y a la vez conquistar unas condiciones que me permitan mantenerme, me parece todo un orgullo. TODO UN ORGULLO. Me empleé en el 2008 porque tocaba, mi nueva condición de separada lo exigía, y mi tiempo tuvo un dueño. Ahora me desempleo porque puedo darme el lujo de trabajar desde mi casa, mi antigua condición de madre lo exige, y mi tiempo decidí regalárselo a este par de hijos que me llenan la cara de alegría, que me borran las arrugas, que me quitan el ceño fruncido, que me abrazan, me consienten, me acarician...

Estoy tan feliz! Y tan realizada! Escoger ser mamá, aún siendo soltera o separada, y poder vivir dignamente es un éxito. Un gran éxito.

Inmodestia? Tal vez. Pero qué felicidad poder... Me encanta poder lo que que quiero.

Comentarios

Zinnia Muñoz dijo…
Que bonita entrada Ana, definitivamente el hacer las cosas en coherencia con lo que se piensa es una llave para sentirse realizados y felices. Muy bien por tí y por tus chicos.

En cuanto a "Vivir en el margen sirve para ampliar el límite" Uy! qué frasezota. Y en eso creo que andamos todos nosotros los de la "tribu" virtual, como lo llaman algunos.

Besos
Unknown dijo…
las quiero...

aquí...

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