Ir al contenido principal

muy muy triste

He estado muy muy triste. Es una tristeza que antes había sentido pero no con la intensidad de esta vez. Es una variedad de tristeza que tiene que ver con la calidad de personas que somos, la calidad de ciudadanos que somos, la calidad de gobernantes que tenemos...es una mezcla muy peculiar entre desesperanza en mi capacidad sobre el poder que tengo de cambiar las cosas, la incapacidad de crear un colectivo lo suficientemente confiable para darme ánimo cuando flaqueo, y la depresión política de no poder hacer entender a otros un engaño que nos hace ver este video como si desde su creación y hoy no hubiera pasado ni un solo día:


Un profesor hoy me escribió que de todos modos, él no tenía esperanza. Es uno de los profesores más capaces, brillantes y apasionados que conozco. Convencido. Amoroso de una manera extraña, tímida y supremamente respetuosa. Creo que siempre he estado enamorada de él. En fin. Otro amor imposible para mi colección.

Hoy con mis chicos me vi Home. Si no la vieron háganlo, hay versiones en todos los idiomas. Esta es en español. Me reprendí a mi misma cuando le decía a Rosario varias veces que había mucha gente que vivía mal, que pasaba hambre, que viera como desperdiciábamos...y me mordí la lengua. Le estaba hablando como si fuera su culpa y no la mía, la de mi generación inútil que tampoco hizo nada...

Tengo 33 años. A veces me siento como una tonta inmadura que no tiene nidea de la vida y que no controla nada, excepto la inocente de vida de estos sujetos a quienes les tocó por asignación divina esta madre perdida, loca y extraña. A veces me siento como una anciana. Por ejemplo hoy mientras leía en una revista vieja típica de peluquería de pobre (mientras le cortaban el pelo a Rosario "como el de Salo") que Carolina Sabino perdió su trabajo porque le salieron patas de gallina...y tiene 32! En fin...

Algo en el ambiente me tiene acongojada. Debe ser la imbecilidad que se me nota a leguas cuando tengo algunos o todos los siguientes comportamientos:
1. creo en lo que hago (en mi mundo, soy apasionada, en el de los demás soy una intensa)
2. digo lo que pienso (en mi mundo, soy honesta y directa, en el de los demás soy atrevida, grosera e irreverente)
3. actúo procurando ser consecuente entre lo que pienso, lo que digo y lo que hago [en mi mundo es la búsqueda de la coherencia (que es imposible lograr, por fortuna, pero es un buen tamiz ético de comportamiento, creo yo), en el de los demás, soy tonta e ingenua]
4. Y ESTA ES LA PEOR. Creo firmemente que los demás comparten estos valores conmigo. (jajaja, lo pongo aqu+i y me parece chistoso). Los demás es una masa amorfa de personas criadas de maneras muy diferentes para quienes "lo correcto" es otra cosa diferente...y a quienes no tengo derecho de juzgar ya que yo misma promuevo la diferencia como valor fundamental de la construcción colectiva....

pero... no debería haber algunos mínimos?

Por ejemplo, que todos seamos veraces. Muy dificil? Decir la verdad? Así duela. Así sea cruda?

El problema, creo, es que uno cree que acordó...y luego...ser honesto para cada quien es algo diferente. Para algunos ser honesto es expresar libremente lo que se piensa. Para otros es no robar. Y para otros es callar para no herir...

Nadie tiene razón, pero todos se sienten profundamente engañados...

Ash...qué entrada tan rara...
tan descorazonada...

que se acaben tantas esperanzas al tiempo duele como un putas.




Comentarios

Zinnia Muñoz dijo…
Acabo de pasar por los mismos sentimientos y al hablar con Fabián me dice, sí es cierto, pero nosotros no hacemos parte (del todo) de eso; estamos construyendo algo un poco diferente y eso es lo que nos debe dar un podo de tranquilidad (él siempre es muy optimista). Conciencia, coherencia, es lo que tratamos hacer y eso está muy bien!
Hola Ani, ¡tanto tiempo! No sé si me recuerdes (Isa, de Argentina: del antiguo grupo de familias educadoras "Educación Personalizada")
Pasé por aquí para ver como estaban, y me encontré con esta entrada tuya, tan conmovedora, como siempre. Tan directa, al grano; así como sos vos. Lo cierto es que no estoy muy empapada de la realidad de Colombia, pero por lo que he leído, ni que me hace falta... porque te leo y escucho el videito que subistes, y es como si estuviese oyendo hablar de la realidad de mi propio país. Cada palabra que dice ese señor en el video, pareciera salir de mi propia mente y corazón pero conrespecto a mis compatriotas argentinos y a mí misma, por supuesto. Las realidades latinoamericanas, comienzo a sospechar, son mucho más que parecidas. Comparto tus sentimientos, todos y cada uno de los que nos confiás.
En lo personal, creo que si vos allá (en tu Colombia) y yo acá (en mi Argentina) pensamos tan parecido... ¿no seremos más? ¿es que somos las únicas? ¡Definitivamente, NO! Tal vez sea cuestión de ruido.... Es que nosotras trabajamos en silencio, sin hacer mucho bochinche, por eso pareciera que somos menos. En el fondo Ani, sé que con el tiempo los frutos van a madurar. Todo cambio conlleva un proceso que requiere de TIEMPO. A no aflojar querida Ana, arriba ese ánimo!!! Que seamos silencionsas no significa que seamos pocas.
Un beso y un abrazo enormes.
Isa.
Mamá Educadora en el Hogar en Argentina y el en Mundo Entero
¡Al Carajo el Colegio!!!! y...
más Aprendices de la Vida.
Unknown dijo…
Ay que lindas....! Qué alivio!

Entradas más populares de este blog

LA RIQUEZA ESCONDIDA por William Ospina

Hace unos cuatro años tuve la oportunidad de visitar la India. Ya de regreso, alguien me preguntó si no me había impresionado mucho la pobreza, y no pude recordar si había visto pobres en la India. Por supuesto, vi innumerables personas que carecen de muchas cosas, pero me pareció que no había pobreza en los términos en que nosotros la conocemos aquí. Hay mendigos, hay incluso personas que pertenecen a la casta de los intocables, que son discriminados por los demás y sólo pueden ejercer los oficios más humildes. Pero por el curioso orden mental que allá impera, no hay nadie que esté despojado de un lugar en el cosmos, todo el mundo tiene una explicación filosófica y trascendental sobre su situación, y entiende o cree entender el puesto que el ha tocado en el universo. Tal vez por eso pocos se rebelan contra su situación. Al cabo de un determinado número de reencarnaciones tendrán aquello de lo que ahora carecen, o mejor aún, acaso logren escapar a la rueda de las transmigraciones e in

Que horror!!!!!!!!!!!!!

Tomado de El Espectador sábado, 09 de junio de 2007 En la enfermería del Colegio Nueva Granada de Bogotá, uno de los más prestantes de la ciudad, se repite la misma escena: una fila de alumnos de bachillerato aguarda con un recipiente de plástico en la mano, en el que antes han escupido, a que la enfermera deslice una tirilla de papel. Si la tirilla permanece blanca, los estudiantes suspiran y regresan tranquilos a su salón de clase. En cambio, si la tirilla se torna azul, el alumno debe someterse a un segundo examen, esta vez de orina, para descartar o confirmar definitivamente si ha consumido alcohol o cualquier otra sustancia psicoactiva. Se trata de las polémicas pruebas antidopaje que en los últimos años saltaron de las competencias atléticas a los cuerpos de policía, a las empresas y ahora irrumpen en los salones de clase. En países como Estados Unidos, México o Inglaterra esta práctica ha provocado agitadas discusiones entre quienes defienden su efectividad para poner freno

Ya nadie visita la tumba de Louis Althusser por Pablo Pineau

(Creo que es un poco vanidoso considerarme amiga de Pablo, pero en fin.... mi amigo Pablo me lo dejó publicar en el blog) La cita estaba acordada hacia poco más de un año. Esa vez, como la charla con quien sería mi guía había derivado a su formación en la Ecole Normale Superieure, le pregunté por Althusser. Comenzó con un: ”Fue un gran maestro de mi generación, pero ya nadie lo recuerda”. Hasta ahí, todo era esperable; pero su remate con un “Como yo soy campesina y me gusta visitar a mis muertos, cada tanto le llevo flores” nos ubicó en otro registro. Me habló entonces de un cementerio de suburbio y de una lápida casi sin datos. Le propuse acompañarla, y aceptó generosa y gentilmente. Quedamos en ir juntos la próxima vez que yo volviera por allí, lo que sucedió este febrero. Camino al encuentro, traté de acordarme cuándo había tenido referencias de Althusser por primera vez. El ejercicio me llevó a un hospital en Bolivia, en un viaje iniciático de mis dieciocho años, durante la primave