Ir al contenido principal

Leer a Mandela

Avanzo muy lentamente en la lectura de la autobiografía de Mandela. En parte, intencionalmente. Me duele el final de cada libro, es un pequeño duelo de algo que se cierra y que nunca volverá a ser. UN libro releído es otra cosa. He llorado varias veces durante la lectura. Me doy cuenta ahora que la tendencia a llorar es cuando hablan de las durezas discriminatorias del apartheid y cuando Mandela hace alusiones a su vida familiar abandonada por la causa.

Y me pregunto qué extraña sensibilidad interna me convoca a sentirme tan identificada con ese hombre negro de un país en el otro lado del mío. Y es posible que sea el mismo apartheid...la extraña sensación eterna de que mi país merece mucho más que la exclusión imbécil que nos caracteriza. Me doy cuenta que todas las mañanas me levanto queriendo hacer algo para que haya un poco menos odio entre géneros, clases, razas, y regiones. No veo programas que fomenten el regionalismo. Vivo desclasada en un barrio donde la probreza y la riqueza están mezcladas. Quisiera ser interracial, pero los negros a mi alrededor (a excepción de muy pocos) no me lo han permitido.

LLoro porque yo quisiera que como Mandela, la vida en medio de esta intensa lucha se amterializara en un mejro lugar para los hijos e hijas. Un lugar donde no exista el cachaco hijueputa, ni el negro que tenía que sé, ni los ricos explotadores, ni los pobres manipuladores, ni el maltrato a las mujeres y los niñ@s. Por eso me levanto con tan poca claridad algunas veces. No se qué quiero, en medio de tantas causas. Hay tanta ignorancia, y como leía en estos días, "ser ignorante no puede ser un argumento". Entre interbolsas en los que las personas educadas roban y desfalcan, y consultas previas hechas solo para beneficio de unos "líderes",  entre elecciones compradas, e investigadores amenazados, este país es un país que pareciera no tener remedio.

Pero tiene. Sólo que pocos se ponen en la tarea INDIVIDUAL y DECIDIDA de cambiar algo. Muchos días me reúno con comunidades llenas de ojos con ilusiones y ánimo de aprender (muy distantes a los que dicen que la gente solo quiere que hagan por ella y es perezosa). Y me reúno (EL MISMO DÏA) con empresarios preocupados por la situación de los hijos de us obreros, de sus mujeres...y sé que hay miles de cosas por hacer, que si hay voluntad y ganas, lo tenés todo.

Hay que combatir decididamente el apartheid colombiano. Primero haciendo visible, reconociéndolo. Somos un país de discriminaciones tontas, QUE SE PUEDEN SUPERAR. MIentras no lo reconozcamos, no habrá nada que hacer. Y en eso la lucha de MAndela fue mucho más facil porque había unos "blancos" y un "white party" explícito contra el cual organizar la lucha, las solicitudes, la existencia. En este caso, el discriminador está en cada uno de nosotros. Somos NOSOTROS internamente los que tenemos que combatir y que cambiar. CADA UNO. POsiblemente con la ayuda de alguien que sirva como puente y que nos de perspectiva. HE entendido en este tiempo ese como mi papel...perspectiva a los de un lado para entender a los del otro. No hay buenos y malos. Quiero dedicarme a esto el resto de mi vida.

Y me estrello contra mis posibilidades. Quisiera tener una mente más capaz, unos recursos mayores, para no depender económicamente de mis ilusiones, para no tener que claudicar, poniendo en pausa lo que va bien, para poder pagar el arriendo, y la comida, y la vida...

Comentarios

Entradas más populares de este blog

LA RIQUEZA ESCONDIDA por William Ospina

Hace unos cuatro años tuve la oportunidad de visitar la India. Ya de regreso, alguien me preguntó si no me había impresionado mucho la pobreza, y no pude recordar si había visto pobres en la India. Por supuesto, vi innumerables personas que carecen de muchas cosas, pero me pareció que no había pobreza en los términos en que nosotros la conocemos aquí. Hay mendigos, hay incluso personas que pertenecen a la casta de los intocables, que son discriminados por los demás y sólo pueden ejercer los oficios más humildes. Pero por el curioso orden mental que allá impera, no hay nadie que esté despojado de un lugar en el cosmos, todo el mundo tiene una explicación filosófica y trascendental sobre su situación, y entiende o cree entender el puesto que el ha tocado en el universo. Tal vez por eso pocos se rebelan contra su situación. Al cabo de un determinado número de reencarnaciones tendrán aquello de lo que ahora carecen, o mejor aún, acaso logren escapar a la rueda de las transmigraciones e in

Que horror!!!!!!!!!!!!!

Tomado de El Espectador sábado, 09 de junio de 2007 En la enfermería del Colegio Nueva Granada de Bogotá, uno de los más prestantes de la ciudad, se repite la misma escena: una fila de alumnos de bachillerato aguarda con un recipiente de plástico en la mano, en el que antes han escupido, a que la enfermera deslice una tirilla de papel. Si la tirilla permanece blanca, los estudiantes suspiran y regresan tranquilos a su salón de clase. En cambio, si la tirilla se torna azul, el alumno debe someterse a un segundo examen, esta vez de orina, para descartar o confirmar definitivamente si ha consumido alcohol o cualquier otra sustancia psicoactiva. Se trata de las polémicas pruebas antidopaje que en los últimos años saltaron de las competencias atléticas a los cuerpos de policía, a las empresas y ahora irrumpen en los salones de clase. En países como Estados Unidos, México o Inglaterra esta práctica ha provocado agitadas discusiones entre quienes defienden su efectividad para poner freno

Este día de la madre es el que soñe

Quise tener a mis hijos joven para llegar un día a esta realidad: que mi hija tuviera 15 y yo 40. Me parece una diferencia sensata, y me permite vivir una buena parte de mi propia vida, mientras la veo extender las alas de la suya. Y por fin llegó este anhelo. Y con él, la certeza de que el nido que construyen con uno es una condición temporal, finita y pequeña donde lo que les enseñamos es a ser, nunca a pensar ni a vivir. Eso lo deciden ellos mismos.