Ir al contenido principal

UN cuento trágico y feliz de la vida real


Estimada Rosario,

Trato de transmitirte algo que yo sé mejor desde que tuve entre mi panza pero que hasta ahora comienzo a entender: el cuerpo todo lo puede si el espíritu lo controla. La fuerza del espíritu humano no tiene límites. Te voy a contar la historia de Hotteline Lozana. Es una mujer negra, haitiana. Se quedó debajo de los escombros 7 días sin comer ni beber nada. Pero estaba segura de que iba sobrevivir. Cantaba y rezaba en voz alta. Si no lo hubiera hecho, no la hubiera oído el señor que la descubrió y que trajo a los rescatistas. Es cierto, tuvo suerte. Cayó en un espacio suficiente con aire para respirar. Pero también tuvo fuerza en su espíritu. Tenacidad de caracter. Sufría y tenía miedo, estoy segura. Pero mantuvo su entereza, esperó, y controló su cuerpo. Es cuerpo hambriento y frágil también espero, la sostuvo, preservó la vida.

Hotteline, sobre todo, creyó.

No es tan importante en qué crees como que creas fuertemente en algo. Puede ser en tí. Puede ser un Dios que te acompañe y te aliente, que no hará nunca tu trabajo (ese te toca a tí). Puede ser en la humanidad. Puede ser en la fuerza del universo, en la contingencia, en la razón. En un poco de cada una.

Solo recuerda que creas lo que creas, tu cuerpo está a tu servicio y te obedecerá, aún en condiciones adversas. Tu cuerpo es tu herramienta, tu puente con el mundo. Si tu espíritu está al mando, todo saldrá bien; si el cuerpo está al mando, el espíritu perderá fortaleza.

Te amo, hijita. No pude pensar sino en que serás una Hotteline... el mundo podrá destruirse en torno tuyo, caer, desdoblarse, e intentar aplastarte, y tú lo resistirás cantando, sana y salva.

Comentarios

Anónimo dijo…
Uy Ana, esto esta precioso! Me llego al alma, que afortunada son tu y Rosario de tenerse.
Un abrazo

Entradas más populares de este blog

Carta a Nancy (y a tod@s los que dudan si escolarizar o no)

Hola Nancy, No te conozco sino a través de la confianza de Angélica, así que voy a escribirte como si te conociera.  Nuestra familia se desescolarizó años antes de que naciera nuestra primera hija, Rosario. Es más, una de las razones por las que me consideré "compatible" con el padre de mis hijos para crear un experimento de pareja, fue la sospecha y el desasosiego que nos producía la escolarización.  Pero...una cosa es cómo te imaginas la cotidianidad desescolarizada, y otra un poco distinta como es (todo en la vida es así no?). De todas maneras era muy claro, por muchas razones, que no queríamos darle a nuestrs hijos ni la educación elitista y blanca que no podíamos (ni queríamos) pagar de los colegios considerados "excelentes" (yo misma me gradué de uno de esos); ni la educación de obrero raso que nos ofrecía la educación pública. (Nota al margen a propósito de esto. Si esta diferencia es notoria en Bogotá, no se imaginan Cartagena. La educación pública aquí es ....

Que horror!!!!!!!!!!!!!

Tomado de El Espectador sábado, 09 de junio de 2007 En la enfermería del Colegio Nueva Granada de Bogotá, uno de los más prestantes de la ciudad, se repite la misma escena: una fila de alumnos de bachillerato aguarda con un recipiente de plástico en la mano, en el que antes han escupido, a que la enfermera deslice una tirilla de papel. Si la tirilla permanece blanca, los estudiantes suspiran y regresan tranquilos a su salón de clase. En cambio, si la tirilla se torna azul, el alumno debe someterse a un segundo examen, esta vez de orina, para descartar o confirmar definitivamente si ha consumido alcohol o cualquier otra sustancia psicoactiva. Se trata de las polémicas pruebas antidopaje que en los últimos años saltaron de las competencias atléticas a los cuerpos de policía, a las empresas y ahora irrumpen en los salones de clase. En países como Estados Unidos, México o Inglaterra esta práctica ha provocado agitadas discusiones entre quienes defienden su efectividad para poner freno...

If- Rudyard Kipling (traduccion libre al español)

If -Rudyard Kipling If you can keep your head when all about you Are losing theirs and blaming it on you, If you can trust yourself when all men doubt you, But make allowance for their doubting too; If you can wait and not be tired by waiting, Or being lied about, don’t deal in lies, Or being hated, don’t give way to hating, And yet don’t look too good, nor talk too wise: If you can dream—and not make dreams your master; If you can think—and not make thoughts your aim; If you can meet with Triumph and Disaster And treat those two impostors just the same; If you can bear to hear the truth you’ve spoken Twisted by knaves to make a trap for fools, Or watch the things you gave your life to, broken, And stoop and build ’em up with worn-out tools: If you can make one heap of all your winnings And risk it on one turn of pitch-and-toss, And lose, and start again at your beginnings And never breathe a word about your loss; If you can force your heart and nerve and sinew To serve your turn long ...