Ir al contenido principal

En el centro de microscopía

Entonces llovió.

Nos metimos al apartamento de Andrés para comer algo y para no pescar un resfrio. Al ratico salió el sol, entonces se nos ocurrió que sería muy bueno ir al bosque por objetos que pudieramos ver con el microscopio. Tenemos un microscopio que nos regalaron la navidad pasada. Es una maravilla.

Hemos visto moscas (papá las ha cazado), mariquitas (petacas o vaquitas), diferentes tipos de papel, hojas de árboles, alimentos, líquidos, etc.

Salimos R + R + papá. Caminamos por el bosque y trajimos muchas cosas:

Muchos tipos diferentes de hojas, diferentes tipos de flores, muchos tipos de semillas y de cascaras. Los trajimos y los vimos en el microscopio. Nos encantó vimos los tejidos vegetales de estos materiales; unos más densos que otros. Los pétalos, de colores espesos, con textura. Los pistilos y estambres, largos y peludos. Las ramitas y las hojas con dientes filudos. Las motas de semillas parecían risomas. Las semillas preferidas son esas como los dientes de león, que son un montón de hilos enredados, como aquellas que parecen paraguas y que siempre flotan al aire o como las otras que son un corazón envuelto en una suave sábana blanca. Pero también resultamos con plumas y con alas de insectos.

No puedo pasarles fotografías de lo que vimos, pero fue muy emocionante recolectar, guardar y ver estos materiales.

Rosario nunca soltó su pinza de exploradora. Una pinza amarillo intenso con la cual sabía que podía levantar desde el pasto más aferrado hasta la mínima partícula analizable. Al llegar, papá situaba las muestras sobre los vidrios de análisis. Pero Rosario se apropiaba del enfoque del microscopio, no me dajaba que nadie mirara antes que ella. Eureka, una forma nueva frente a ella.

Rodrigo aun no sabe muy bien cual de los ojos es el que hay que cerrar. Pero repite fervientemente el nombre de la figura que Rosario encuentra al pasar al monoscopio.

Cuando nos vengas a ver, ojala el microscopio esté a mano, trae una mota en el bolsillo. Nosotros la ampliaremos, la enfocaremos, la cazaremos, la nombraremos, la repetiremos y, por supuesto, como es nuestra costumbre, la compartiremos contigo.

Papá

Comentarios

madame web dijo…
q bonito post
muyyyyyyyyyyyy bonito post
Like Sugar dijo…
Un post "delicioso" de leer. Inevitable sonreir. XOXO
Like Sugar dijo…
Un post "delicioso" de leer. Inevitable sonreir. XOXO
:D

que bonitas respuestas. muchísimas gracias...

Entradas más populares de este blog

Carta a Nancy (y a tod@s los que dudan si escolarizar o no)

Hola Nancy, No te conozco sino a través de la confianza de Angélica, así que voy a escribirte como si te conociera.  Nuestra familia se desescolarizó años antes de que naciera nuestra primera hija, Rosario. Es más, una de las razones por las que me consideré "compatible" con el padre de mis hijos para crear un experimento de pareja, fue la sospecha y el desasosiego que nos producía la escolarización.  Pero...una cosa es cómo te imaginas la cotidianidad desescolarizada, y otra un poco distinta como es (todo en la vida es así no?). De todas maneras era muy claro, por muchas razones, que no queríamos darle a nuestrs hijos ni la educación elitista y blanca que no podíamos (ni queríamos) pagar de los colegios considerados "excelentes" (yo misma me gradué de uno de esos); ni la educación de obrero raso que nos ofrecía la educación pública. (Nota al margen a propósito de esto. Si esta diferencia es notoria en Bogotá, no se imaginan Cartagena. La educación pública aquí es ....

Que horror!!!!!!!!!!!!!

Tomado de El Espectador sábado, 09 de junio de 2007 En la enfermería del Colegio Nueva Granada de Bogotá, uno de los más prestantes de la ciudad, se repite la misma escena: una fila de alumnos de bachillerato aguarda con un recipiente de plástico en la mano, en el que antes han escupido, a que la enfermera deslice una tirilla de papel. Si la tirilla permanece blanca, los estudiantes suspiran y regresan tranquilos a su salón de clase. En cambio, si la tirilla se torna azul, el alumno debe someterse a un segundo examen, esta vez de orina, para descartar o confirmar definitivamente si ha consumido alcohol o cualquier otra sustancia psicoactiva. Se trata de las polémicas pruebas antidopaje que en los últimos años saltaron de las competencias atléticas a los cuerpos de policía, a las empresas y ahora irrumpen en los salones de clase. En países como Estados Unidos, México o Inglaterra esta práctica ha provocado agitadas discusiones entre quienes defienden su efectividad para poner freno...

Ya nadie visita la tumba de Louis Althusser por Pablo Pineau

(Creo que es un poco vanidoso considerarme amiga de Pablo, pero en fin.... mi amigo Pablo me lo dejó publicar en el blog) La cita estaba acordada hacia poco más de un año. Esa vez, como la charla con quien sería mi guía había derivado a su formación en la Ecole Normale Superieure, le pregunté por Althusser. Comenzó con un: ”Fue un gran maestro de mi generación, pero ya nadie lo recuerda”. Hasta ahí, todo era esperable; pero su remate con un “Como yo soy campesina y me gusta visitar a mis muertos, cada tanto le llevo flores” nos ubicó en otro registro. Me habló entonces de un cementerio de suburbio y de una lápida casi sin datos. Le propuse acompañarla, y aceptó generosa y gentilmente. Quedamos en ir juntos la próxima vez que yo volviera por allí, lo que sucedió este febrero. Camino al encuentro, traté de acordarme cuándo había tenido referencias de Althusser por primera vez. El ejercicio me llevó a un hospital en Bolivia, en un viaje iniciático de mis dieciocho años, durante la primave...