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Sobre la adversidad

Ayer pensé mucho en que "lo que nos está pasando" como una fuente inagotable de vida. Y aprovecho para disculparme por usar los términos entre comillas puesto que habrá lectores asiduos que quieran saber los detalles. No considero pertinente hacerlo ahora, tal vez lo haga después. Si bien este blog es mi diario personal de crianza en el que participa intensamente mi marido y en el que si quiero puedo decir lo que quiera, creo que hay cosas que merecen un respeto y una privacidad. En el tiempo lo comentaré, pero por ahora sobre "lo que nos está pasando" guardaré silencio. Procuro no olvidar que este diario es primero que todo para mis hijos, y yo tengo claro que lo escrito, escrito está.

Por ahora, "lo que nos está pasando" es que estamos en un período de transición entre una vida anterior y una nueva vida, más libre, más nómada, más enriquecedora. La quietud es muerte y el movimiento vida. Para poder iniciar hay que cerrar puertas y deshacerse de cargas innecesarias, y eso es vitalizante, refrescante.

Como esta transición se está dando con algunas dosis de... llamémosla... "adversidad", sentía necesario poner aquí lo que significa esa palabra en mi propia visión del mundo, y aclaro que es la mía porque no se si Mario esté de acuerdo y frente a este tema prefiero hablar por mi.

La adversidad es la herramienta pedagógica No. 1. Te demuestra de qué estás hecho y te prueba que en la vida no existís sino con el cuerpo que tenés, con lo que el cuerpo sea capaz. Pone todas las cosas en su justo lugar: a los que nunca te quisieron los aleja, a los que te aman profundamente los acerca, ¡y de qué manera! Empiezas a priorizar mejor, entendés el valor real de las cosas, botás todo lo que te hace estorbo y a lo que antes te aferrabas por pereza. Pensás más claro, planeas mejor, te exiges, te dignificas. Cómo manejes la adversidad es tu prueba de fuego ante ti mismo y ante los demás. Vos escogés: o te morís o vivís, y si escogés lo segundo vivís más intensamente, más fervorosamente, más apasionadamente.

Los hijos te ven con un ojo calculador, te sopesan. Si estás tranquilo, ellos lo están, si no, ellos habrán perdido su cimiento. Mis hijos han entendido muchas cosas y sacarán sus propias conclusiones. No los subestimo como para poner ideas en su cabeza. Desde hace tiempo ellos han formado su criterio frente a las cosas. Han entendido que es necesario desprenderse de cosas, de lugares...y lo han hecho con valentía y con generosidad. Esta semana pasamos por lo menos 7 horas reconstruyendo hasta el último pedazo de rompecabezas para poder regalar los juguetes que van a dejar de forma digna. Nosotros no regalamos lo que nos sobra sino lo que nos gusta y lo que aún está bonito para que alguien más lo disfrute. Por horas hemos buscado hasta la última tarjeta de memoria, hemos lavado hasta la última carita de muñeca, cosido los vestiditos para que quien tenga a suerte recibir lo que hoy dejemos, lo considere un privilegio y no un insulto. Estoy muy orgullosa de mis chicos. Son amplios y valientes.

En fin, la cosa pinta bien. Va a pasar todo lo que quise siempre que pasara y no había pasado. No tengo sino que agradecer a los causantes.

Comentarios

Anónimo dijo…
Suena difícil, pero se ve valentía. Asi son los retos, tal como los describes y cuando se asumen y se enfrentan con la cabeza en alto dejan experiencias muy grandes. Los felicito por los cambios que están afrontando, cualquiera que estos sean y les deseo lo mejor.
Anónimo dijo…
todo saldra a delante , lo se, lo importante es que la unidad, en este momento si que es clave


un abrazo para los 4
Like Sugar dijo…
El asumir las cosas con esa madurez y serenidad ayudan a dar pasos certeros y tomar decisiones acertadas.
Además se tienen los unos a los otros, eso es maravilloso!
Javier Arteaga dijo…
Ana, no se que problemas estés afrontando, pero usted es una berraca y con esos hijos maravillosos que tienes van a salir adelante.

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