Quiero seleccionar y compartir algunas de las imágenes que capturamos en el Encuentro. Cabe agradecer a grandes y a chicos por acompañarnos y disfrutar con nosotros.
La reunión, al cabo de unos minutos, nos resultó... bueno nos pareció mejor plan salir al parque.
Yo me ofrecí a jugar con los chicos. Había siete en este momento, eran como las cuatro de la tarde.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... dos, dos, tres... tres, tres.... ¿dónde está el otro? ah aca. cinco.... dos. ok. uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... .... ...
yo no dejaba, obviamente, de contar
Una anecdota: llegó una vendedora de algodón de azucar, voceando, claro, sus algodones. Yo me le acerqué (separados por la reja del edificio de Andrés) y le dije "me vas a hacer quebrar", "¿por qué?", "los siete son míos"
Llegaron dos chicos más: Mafe y su hermano. Yo pensé que eran chicos de la reunión, pero realmente eran niños que viven en este edificio. Jugaron con nosotros, se nos sumaron... ahora eran nueve... con Mafe nos hemos visto después
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis.... dos allá, tal y tal.
Hora del refrigerio (y del frio)
Los papás habían hablado todo este tiempo. Allá ellos.
Entramos para tomar refrigerio. Ya comenzó a enfriar un poco. Despúes de comer llegó el momento para compartir nuestros juguetes. Permitimos que los niños se enfrentaran ellos mismos a esta actividad. Ningún papá dió reglas de juego, los chicos completamente se organizaron. ¿Saben qué? No hubo niños llorando. No emergió ningun papá para disolver una disputa.
Los niños repartieron los juguetes, conforme lo que su propio citerio les sugirió. Teníamos una actividad planeada para un momento posterior: teníamos papeles de colores, papel periódico, colbón (pegamento para papel), marcadores y hojas de papel en blanco. Nuestra meta: cada niño hará un dibujo de sí mismo.
Imágenes de los niños trabajando. Ellos mismos pusieron sus reglas para lograr sus proyectos. He notado que los niños encuentran, dentro de su naturaleza, una paz y una alegría al hacer lo que ellos quieren. Si un chico está realmente motivado por algo, jugará hasta terminar lo que se propuso.
Talvez el problema transgeneracional, como papás, es no entender los tiempos y las necesidades de un niño en las actividades que le resulten importantes. Ofuscarse en este sentido, pasar por encima de esto es, en esto creo, no respetarlos en un nivel de individuos.
La persona, la naturaleza humana, demanda respeto. Salir bien librado como papá es buscar una conciliación hacia la diferencia individual en la familia y pasar por encima de los preconceptos , los temores y sobre el sentido del poder obligatorio sobre el otro.
Esa tarde los niños trabajaron muy felizmente. Muy libertariamente.
También he sabido de personas que comentan, muy seriamente, que los grupos desescolarizados son mucho mejor "portados" que los grupos escolarizados. Esto, claramente, está dentro de un juicio de valor. Pero, lo que quiero rescatar de esa tarde es un sentido de solidaridad y cariño que sí pude percibir entonces.
Los chicos pidieron las cosas con amabilidad, sin quitarle los materiales a la fuerza a los demás, enfocados en sus propios proyectos, sin mayor problema con los detalles de la otredad (edad, género...), colaorándose entre sí. ¿Qué piensa usted como lector? ¿Hay algún agente que pueda señalar y apoyar/negar esta relación descolarización y buen/mal trato?
Rosario en su pieza. Acá pone su nariz. Ella se concentró particularmente, me parece, en su pelo.
Al final de la jornada este es el trabajo de Rodriguito. Lo tenemos exhibido en casa de Andrés. Seguimos dibujando a diario. Y caminando... y riéndonos... ojala nos veamos pronto.
La reunión, al cabo de unos minutos, nos resultó... bueno nos pareció mejor plan salir al parque.
Yo me ofrecí a jugar con los chicos. Había siete en este momento, eran como las cuatro de la tarde.
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... dos, dos, tres... tres, tres.... ¿dónde está el otro? ah aca. cinco.... dos. ok. uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete... .... ...
yo no dejaba, obviamente, de contar
Una anecdota: llegó una vendedora de algodón de azucar, voceando, claro, sus algodones. Yo me le acerqué (separados por la reja del edificio de Andrés) y le dije "me vas a hacer quebrar", "¿por qué?", "los siete son míos"
Llegaron dos chicos más: Mafe y su hermano. Yo pensé que eran chicos de la reunión, pero realmente eran niños que viven en este edificio. Jugaron con nosotros, se nos sumaron... ahora eran nueve... con Mafe nos hemos visto después
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis.... dos allá, tal y tal.
Hora del refrigerio (y del frio)
Los papás habían hablado todo este tiempo. Allá ellos.
Entramos para tomar refrigerio. Ya comenzó a enfriar un poco. Despúes de comer llegó el momento para compartir nuestros juguetes. Permitimos que los niños se enfrentaran ellos mismos a esta actividad. Ningún papá dió reglas de juego, los chicos completamente se organizaron. ¿Saben qué? No hubo niños llorando. No emergió ningun papá para disolver una disputa.
Los niños repartieron los juguetes, conforme lo que su propio citerio les sugirió. Teníamos una actividad planeada para un momento posterior: teníamos papeles de colores, papel periódico, colbón (pegamento para papel), marcadores y hojas de papel en blanco. Nuestra meta: cada niño hará un dibujo de sí mismo.
Imágenes de los niños trabajando. Ellos mismos pusieron sus reglas para lograr sus proyectos. He notado que los niños encuentran, dentro de su naturaleza, una paz y una alegría al hacer lo que ellos quieren. Si un chico está realmente motivado por algo, jugará hasta terminar lo que se propuso.
Talvez el problema transgeneracional, como papás, es no entender los tiempos y las necesidades de un niño en las actividades que le resulten importantes. Ofuscarse en este sentido, pasar por encima de esto es, en esto creo, no respetarlos en un nivel de individuos.
La persona, la naturaleza humana, demanda respeto. Salir bien librado como papá es buscar una conciliación hacia la diferencia individual en la familia y pasar por encima de los preconceptos , los temores y sobre el sentido del poder obligatorio sobre el otro.
Esa tarde los niños trabajaron muy felizmente. Muy libertariamente.
También he sabido de personas que comentan, muy seriamente, que los grupos desescolarizados son mucho mejor "portados" que los grupos escolarizados. Esto, claramente, está dentro de un juicio de valor. Pero, lo que quiero rescatar de esa tarde es un sentido de solidaridad y cariño que sí pude percibir entonces.
Los chicos pidieron las cosas con amabilidad, sin quitarle los materiales a la fuerza a los demás, enfocados en sus propios proyectos, sin mayor problema con los detalles de la otredad (edad, género...), colaorándose entre sí. ¿Qué piensa usted como lector? ¿Hay algún agente que pueda señalar y apoyar/negar esta relación descolarización y buen/mal trato?
Rosario en su pieza. Acá pone su nariz. Ella se concentró particularmente, me parece, en su pelo.
Al final de la jornada este es el trabajo de Rodriguito. Lo tenemos exhibido en casa de Andrés. Seguimos dibujando a diario. Y caminando... y riéndonos... ojala nos veamos pronto.
Comentarios
Besos!!!
Me encantó poder vivenciar esta experiencia a travez de tus palabras y las fotos (que estan buenisimas!!!) Besos!!!
lo de los juguetes, si ustedes tiene razón, cada chino cogió lo que quería, mis hijos cogieron como mas de la cuenta no?, bueno no se como fue su negociación, estuvo chevere la cosa