Ir al contenido principal

fin de año

el final del año trae consigo balances...de todo tipo.

Yo soy una mujer con suerte. Mis hijos son maravillosos, son especiales. Mario es mi dulce compañía. Y tantas otras caras que he visto en estos días...

Rosario cobra un brillo cada vez más intenso. Es dulce, tiernísima, pero a la vez tiene una caracter fuerte. Poderosa, muy poderosa. Siempre es más inteligente que el interlocutor...sabe desarmar a todo el mundo. Es soñadora y tiene una imaginación increíble. Está llena de múltiples magias, y cada vez la siento más como una compañera. Ha crecido tanto! Ambas lo hemos hecho... Es mi amiga, mi cómplice. No recuerdo tenerle tanta confianza a alguien.

Rodrigo es un hombre fuerte. Intenso, temperamental, noble y dulce. Bellísimo. Tiene una sensibilidad muy particular, te acompaña, hace que lo quieras con locura. Habla mucho, con una dicción cada vez más precisa. Muy observador. Generoso. Y muy tierno.

Mario con todos los amores, los dolores, la compañía, las esperas, las presencias, las ambigüedades, es un hombre irrepetible. Sólo me puedo ver a mi misma como la madre de sus hijos. Ser mamá a su lado ha sido, indiscutiblemente, la mejor decisión de mi vida. No nos faltaremos nunca, lo importante está mucho más allá de cualquier circunstancia pasajera. Mario me completa.

Perder, como dice maturana, en este caso fue la mejor forma de ganar. Solo perdí lo que me hacía daño en los sentidos más amplios y más específicos. Perdí unos ladrillos, un poco de cemento viejo, unas tuberías rotas, una nevera oxidada, perdí unas cadenas que me ataban a quien hace rato había dejado transformarme en quien nunca fui. Perdí la capacidad de esperar, y poner en suspenso mis poderes.

Gané libertad, gané amor verdadero, gané un necesario reencuentro conmigo misma, gané sabiduría y confianza en mi. Gané la posibilidad de reinventarme, de repensarme y repasarme... Me puse a prueba en mi condición más vulnerable. Y descubrí que el dolor construye, que el amor existe, que el sol nace todos los días y que la realidad es un invento de cada quien por lo cual el que quiere sufrir y odiar lo escogió para sí, y el que confía y ama...se apacigua.

Yo soy una mujer con suerte.


Ah! Y descubrí lo mucho que me gusta ser ama de casa, y lo mucho que sé hacerlo aunque siempre pensé que no sabía. Voy caminando segura hacia lo que quiero. Muy buenos 30.

Comentarios

Anónimo dijo…
Gostei muito desse post e seu blog é muito interessante, vou passar por aqui sempre =) Depois dá uma passada lá no meu site, que é sobre o CresceNet, espero que goste. O endereço dele é http://www.provedorcrescenet.com . Um abraço.
Anónimo dijo…
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.

Entradas más populares de este blog

Carta a Nancy (y a tod@s los que dudan si escolarizar o no)

Hola Nancy, No te conozco sino a través de la confianza de Angélica, así que voy a escribirte como si te conociera.  Nuestra familia se desescolarizó años antes de que naciera nuestra primera hija, Rosario. Es más, una de las razones por las que me consideré "compatible" con el padre de mis hijos para crear un experimento de pareja, fue la sospecha y el desasosiego que nos producía la escolarización.  Pero...una cosa es cómo te imaginas la cotidianidad desescolarizada, y otra un poco distinta como es (todo en la vida es así no?). De todas maneras era muy claro, por muchas razones, que no queríamos darle a nuestrs hijos ni la educación elitista y blanca que no podíamos (ni queríamos) pagar de los colegios considerados "excelentes" (yo misma me gradué de uno de esos); ni la educación de obrero raso que nos ofrecía la educación pública. (Nota al margen a propósito de esto. Si esta diferencia es notoria en Bogotá, no se imaginan Cartagena. La educación pública aquí es ....

Que horror!!!!!!!!!!!!!

Tomado de El Espectador sábado, 09 de junio de 2007 En la enfermería del Colegio Nueva Granada de Bogotá, uno de los más prestantes de la ciudad, se repite la misma escena: una fila de alumnos de bachillerato aguarda con un recipiente de plástico en la mano, en el que antes han escupido, a que la enfermera deslice una tirilla de papel. Si la tirilla permanece blanca, los estudiantes suspiran y regresan tranquilos a su salón de clase. En cambio, si la tirilla se torna azul, el alumno debe someterse a un segundo examen, esta vez de orina, para descartar o confirmar definitivamente si ha consumido alcohol o cualquier otra sustancia psicoactiva. Se trata de las polémicas pruebas antidopaje que en los últimos años saltaron de las competencias atléticas a los cuerpos de policía, a las empresas y ahora irrumpen en los salones de clase. En países como Estados Unidos, México o Inglaterra esta práctica ha provocado agitadas discusiones entre quienes defienden su efectividad para poner freno...

Ya nadie visita la tumba de Louis Althusser por Pablo Pineau

(Creo que es un poco vanidoso considerarme amiga de Pablo, pero en fin.... mi amigo Pablo me lo dejó publicar en el blog) La cita estaba acordada hacia poco más de un año. Esa vez, como la charla con quien sería mi guía había derivado a su formación en la Ecole Normale Superieure, le pregunté por Althusser. Comenzó con un: ”Fue un gran maestro de mi generación, pero ya nadie lo recuerda”. Hasta ahí, todo era esperable; pero su remate con un “Como yo soy campesina y me gusta visitar a mis muertos, cada tanto le llevo flores” nos ubicó en otro registro. Me habló entonces de un cementerio de suburbio y de una lápida casi sin datos. Le propuse acompañarla, y aceptó generosa y gentilmente. Quedamos en ir juntos la próxima vez que yo volviera por allí, lo que sucedió este febrero. Camino al encuentro, traté de acordarme cuándo había tenido referencias de Althusser por primera vez. El ejercicio me llevó a un hospital en Bolivia, en un viaje iniciático de mis dieciocho años, durante la primave...