Suelo pensar que las ciudades son mías. No por posesiva, no creo mucho en la propiedad, sino como forma de hacerlas parte de mi...Por años hablé de Medellín como si fuera mi ciudad (aún tiene un pedazo grande de mi corazón) y allí ni siquiera viví. Pasaba largas y amorosas temporadas en casa de mis amigos a quienes adoro y quienes el tiempo y la distancia sólo enfocan más, hacen más brillantes.
Y Cartagena es ahora mía. No sólo Cartagena, creo. Muchos territorios del Caribe que me han acogido, como cachaca, sí, pero con todo el amor y el cariño del que son capaces. El caribe me ha enseñado cosas como que junto al mar se tiene perspectiva y horizonte. Eso ya lo he dicho antes, lo sé, pero es importante esto: al vivir junto al mar no es posible olvidar que siempre amanece de nuevo ("puedo ver claramente que sale el sol") y siempre atardece, ambos fenómenos bellísimos. No es que de otro modo no lo haga en Bogotá, por ejemplo, sino que el sol y el mar son impactantes, todo cobra la dimensión real que tiene... somos seres muy pequeñitos.
Y el caribe tiene una liviandad, es más fácil respirar. El sol es amarillo, color cromatográficamente comprobado a ser el de la alegría. El caribe está lleno de movimiento, dan ganas de bailar. El caribe es caluroso, tiene menos ropa, menos equipaje...el corazón se hace más ligero.
El corazón. El corazón se porta diferente. En todos los sentidos. Creo que es más libre, menos espeso, pero aún no lo sé. Los lastres de mi cachaquez siguen ahí. En el departamento amoroso siempre he sido un poco relajeada (y relajada), pero el caribe ahí también incide con su alegría y con su apertura.
Y el Caribe tiene problemas. Problemas que me consternan, me abruman, me inquietan, me increpan. Problemas que me siento obligada a contribuir a resolver. Nunca, ningún lugar me había generado tanto compromiso, es como si mi historia le debiera al Caribe. Por cachaca, por centralista, por "blanca" o "clara"(jajajaja, es una mentira pero así soy vista a veces) o tal vez, (ojala) por amor solamente, y ganas de hacer lo mejor en donde esté. Tal vez algunos piensen que es una suerte de culpa histórica, tal vez así lo sea. Pero no importa. Me hace feliz ser útil, o intentar serlo.
Tal vez mañana sea el pacífico o el vichada...o chile, o africa. Pero ahora me enamora el caribe, me hace falta. Me acompaña, me permite, me impulsa, me conmueve, me emociona, me enamora.
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