Varios posts abajo vimos fotos de Rosarito bebé. Pues también Rodriguito fue bebé, sólo que no hace mucho. Me metí al archivo (como cuarenta cds) para buscarles unas foticas de Rodriguito.
No fue nada fácil escoger cuales fotos publicar en este post. Tenemos muchas fotografías y decidirse por una docena o por una veintena fue muy complicado.
Hay muchas fotografías que evocan momentos muy agradables. Ese es uno de los puntos por los cuales fácil diferenciar a las generaciones. Tenemos un registro fotográfico diferente.
Eso hace que nuestra distancia con las raíces sea de una calidad diferente. Al menos a partir del sentido mediático, y por ende, por la imágen y en su relación con la memoria.
Refiriendome a un cliché, y no en mi familia, sinó en un sentido general, en la casa de la abuela hay UNA fotografía del abuelo.
Esta imagen resulta un documento fiel de la existencia del personaje. Lo sabemos por medio de la figura de la muerte. Existió y se murió, y hay una foto que lo asegura y sustituye al abuelo muerto.
Esta fotografía resultaba un fetiche gráfico en donde en muchas ocasiones y a modo de culto, se ubican flores o velas.
Si hay muchas fotografías, por lo general se eligen las fotografías en donde se presentan varios miembros vivos de la familia. Esto se hace para probar que un sobreviviente puede atestiguar de manera fidedigna la vida del abuelo.
Como todos sabemos, nuestros papás tienen VARIAS fotografías nuestras. Las más antiguas están hechas en papel. Sabemos de estas fotografías, dado a que estamos vivos. Bueno, los que leemos estamos vivos... no tengo idea si los muertos tengan conexión a Internet. En fin.
Decía, los fotografiados por nuestros papás, encontramos en esos documentos un uso diferente: es una evidencia de la calidad de vida.
Si un adulto no tiene registro fotográfico de su nacimiento, por ejemplo, duda seria y secretamente de la familia con la que vive; la foto como testigo.
Si el adulto se vé en cambio, en el espejo offline que es una fotografía, en unas condiciones que no le son agradables, este registro documental le afecta directamente su relación con la realidad. Esto tan interesante vá más allá de su relación con su recuerdo.
Si este adulto se vé en una fotografía a si mismo de tres años con la bicicleta verde en la montaña, pero se acordaba que me la habían regalado al entrar a la secundaria, apenas vea la fotografía modifica sin dudar su memoria (una cosa blanda que tenemos) y confía en el documento.
Para no perder tanto el hilo con este blog, y para que los patrocinadores me dejen seguir escribiendo, los pro escuela generalmente basan su recuerdo en la foto del anuario y no se fijan tanto en su memoria (la cual por demás suele ser bien selectiva).
Las fotografías que nosotros, los viejos, estamos tomando de nuestros hijos tienen otro sabor. Nosotros tratamos de registrar cada paso. Es muy claro que un adulto que aun no es papá, puede asumir un papel de hijo y usar la cámara sólo para los paseos y para las tareas de la universidad; pero créanme lo usual es que un 'adulto - papá' quiera capturar cada movimiento de sus hijos.
Cosa que suele terminar con una cantidad abrumadora de cds (que es lo que se dá ahora) en donde, por exceso, no es factible encontrar ni una foto decente para un perfil de Hi-5.
Una advertencia me detiene; no estoy hablando en lo absoluto de un tipo particular de consumidores de aparatejos electrodomésticos, ni de un grupo particular económico; quiero que mi post sea leído a partir del uso cultural y no específico de una persona. Pero debido a un mero desarrollo tecnológico (como lo fué la instantánea, como lo fué la cámara portátil y como lo fué la toma de fotografía en estudio en cada época) mi escritorio está inundado de cds mientras hago espacio para mi teclado.
Pero hay una característica adicional que hace que las fotografías de papel sean diferentes a las digitales. Las últimas son resultado de una tecnología digital, presente hoy día.
Obviamente no es lo último que se inventarán, es más, nuestros hijos, cuando lean este diario pensarán en la era paleolítica (supongo). Pero una de las características fundamentales de esta tecnología es que las imágenes le pertenecen al aire.
Por ser del aire ocupan menos espacio. Claro, se guardan en usb, en cds, en floppys, en archivos digitales. Y si: A) al mismo tiempo, son más que las impresas, y si B) la niñez de nuestros hijos duró cronológicamente lo mismo que la nuestra; quiere decir que hay más momentos intermedios capturados ahora. Lo que indica que la fotografía ya no es un testigo, es la cotidianidad misma.
El resultado predecible será que, si uno es un papá lévemente febril con este asunto de la imagen, cada hijo tendrá una foto por cada fiesta, por cada erupción dentaria y por cada paso.
Pero, además, hay una consideración final relacionada particularmente con la tecnología que se usa: la imágenes involucran computadores y de esta forma uno puede reorganizarlas. Inclusive modificarles cosas, de manera que uno sabe que se puede borrar a un familiar o poner un fondo falso de la playa, por ejemplo. Las fotos digitales pueden no ser verdad.
Así que uno jamás pensaría en una abuela falsificadora de la foto magnífica en el comedor, no sólo por lo bonachón de su figura, sino porque el uso es propio de una época que le es inapropiada. En cambio los hijos míos no han posado nunca con los Power Rangers pero al click esa puede ser mi foto en el perfil de FaceBook. Otro ejemplo, yo, que soy uno de los viejos, pienso en ilustrar este post como si fuera un album: el uso que se me permite.
Sólo puedo decirles que mientras Rodri aguanta con enorme paciencia a su papáRatzi privado, él me ha enseñado muchísimo. Y con esto no quiero decir que mi chiquitica no. Pero si hay alguna cosa que les pueda decir de mi chinito, es que el me enseño el valor de la individualidad. Volveré a eso en estos días.
Con todo el cariño,
el papá
Estos dos son los papás, más o menos de la edad de nuestros hijos ahora...
No fue nada fácil escoger cuales fotos publicar en este post. Tenemos muchas fotografías y decidirse por una docena o por una veintena fue muy complicado.
Hay muchas fotografías que evocan momentos muy agradables. Ese es uno de los puntos por los cuales fácil diferenciar a las generaciones. Tenemos un registro fotográfico diferente.
Eso hace que nuestra distancia con las raíces sea de una calidad diferente. Al menos a partir del sentido mediático, y por ende, por la imágen y en su relación con la memoria.
Refiriendome a un cliché, y no en mi familia, sinó en un sentido general, en la casa de la abuela hay UNA fotografía del abuelo.
Esta imagen resulta un documento fiel de la existencia del personaje. Lo sabemos por medio de la figura de la muerte. Existió y se murió, y hay una foto que lo asegura y sustituye al abuelo muerto.
Esta fotografía resultaba un fetiche gráfico en donde en muchas ocasiones y a modo de culto, se ubican flores o velas.
Si hay muchas fotografías, por lo general se eligen las fotografías en donde se presentan varios miembros vivos de la familia. Esto se hace para probar que un sobreviviente puede atestiguar de manera fidedigna la vida del abuelo.
Como todos sabemos, nuestros papás tienen VARIAS fotografías nuestras. Las más antiguas están hechas en papel. Sabemos de estas fotografías, dado a que estamos vivos. Bueno, los que leemos estamos vivos... no tengo idea si los muertos tengan conexión a Internet. En fin.
Decía, los fotografiados por nuestros papás, encontramos en esos documentos un uso diferente: es una evidencia de la calidad de vida.
Parece Popeye el Marino, pero les aseguro que no es. También les puedo decir que salió victorioso de la pelea con el otro bebé...
Si un adulto no tiene registro fotográfico de su nacimiento, por ejemplo, duda seria y secretamente de la familia con la que vive; la foto como testigo.
Si el adulto se vé en cambio, en el espejo offline que es una fotografía, en unas condiciones que no le son agradables, este registro documental le afecta directamente su relación con la realidad. Esto tan interesante vá más allá de su relación con su recuerdo.
Aun de bebé, Rosario le prestó la ropita. Aun para mi difícil distinguir uno de la otra. Menos mal mis registros estan algo organizados por fechas y nombres.
Si este adulto se vé en una fotografía a si mismo de tres años con la bicicleta verde en la montaña, pero se acordaba que me la habían regalado al entrar a la secundaria, apenas vea la fotografía modifica sin dudar su memoria (una cosa blanda que tenemos) y confía en el documento.
Para no perder tanto el hilo con este blog, y para que los patrocinadores me dejen seguir escribiendo, los pro escuela generalmente basan su recuerdo en la foto del anuario y no se fijan tanto en su memoria (la cual por demás suele ser bien selectiva).
Las fotografías que nosotros, los viejos, estamos tomando de nuestros hijos tienen otro sabor. Nosotros tratamos de registrar cada paso. Es muy claro que un adulto que aun no es papá, puede asumir un papel de hijo y usar la cámara sólo para los paseos y para las tareas de la universidad; pero créanme lo usual es que un 'adulto - papá' quiera capturar cada movimiento de sus hijos.
Cosa que suele terminar con una cantidad abrumadora de cds (que es lo que se dá ahora) en donde, por exceso, no es factible encontrar ni una foto decente para un perfil de Hi-5.
Una advertencia me detiene; no estoy hablando en lo absoluto de un tipo particular de consumidores de aparatejos electrodomésticos, ni de un grupo particular económico; quiero que mi post sea leído a partir del uso cultural y no específico de una persona. Pero debido a un mero desarrollo tecnológico (como lo fué la instantánea, como lo fué la cámara portátil y como lo fué la toma de fotografía en estudio en cada época) mi escritorio está inundado de cds mientras hago espacio para mi teclado.
Pero hay una característica adicional que hace que las fotografías de papel sean diferentes a las digitales. Las últimas son resultado de una tecnología digital, presente hoy día.
Obviamente no es lo último que se inventarán, es más, nuestros hijos, cuando lean este diario pensarán en la era paleolítica (supongo). Pero una de las características fundamentales de esta tecnología es que las imágenes le pertenecen al aire.
Por ser del aire ocupan menos espacio. Claro, se guardan en usb, en cds, en floppys, en archivos digitales. Y si: A) al mismo tiempo, son más que las impresas, y si B) la niñez de nuestros hijos duró cronológicamente lo mismo que la nuestra; quiere decir que hay más momentos intermedios capturados ahora. Lo que indica que la fotografía ya no es un testigo, es la cotidianidad misma.
El resultado predecible será que, si uno es un papá lévemente febril con este asunto de la imagen, cada hijo tendrá una foto por cada fiesta, por cada erupción dentaria y por cada paso.
Pero, además, hay una consideración final relacionada particularmente con la tecnología que se usa: la imágenes involucran computadores y de esta forma uno puede reorganizarlas. Inclusive modificarles cosas, de manera que uno sabe que se puede borrar a un familiar o poner un fondo falso de la playa, por ejemplo. Las fotos digitales pueden no ser verdad.
Así que uno jamás pensaría en una abuela falsificadora de la foto magnífica en el comedor, no sólo por lo bonachón de su figura, sino porque el uso es propio de una época que le es inapropiada. En cambio los hijos míos no han posado nunca con los Power Rangers pero al click esa puede ser mi foto en el perfil de FaceBook. Otro ejemplo, yo, que soy uno de los viejos, pienso en ilustrar este post como si fuera un album: el uso que se me permite.
Sólo puedo decirles que mientras Rodri aguanta con enorme paciencia a su papáRatzi privado, él me ha enseñado muchísimo. Y con esto no quiero decir que mi chiquitica no. Pero si hay alguna cosa que les pueda decir de mi chinito, es que el me enseño el valor de la individualidad. Volveré a eso en estos días.
Con todo el cariño,
el papá
Comentarios
jejeje
estoy esperando mi recopilacion de fotos