No se por qué, pero en estos días ha surgido con intensidad en torno a mi vida el tema religioso. Es la primera vez que se me increpa directamente por ese tema. Y pues, tengo una posición al respecto, así que prefiero compartirla aquí.
Soy de formación católica, serví como pajecita de múltiples procesiones, me bautizaron y me preparé para la primera comunión. De hecho conocí la vergüenza ese día, porque me caí pisándome el vestido. Creo que por eso ahora me molesta la pompa de esa celebración. Me parece innecesaria. Pertenecí por 8 años a un grupo Juvenil Católico llamado Apostolado Ambiental Especializado (AJAM), llegué a ser su presidenta. Hice MUCHO trabajo comunitario, como catequista en el barrio La Gaitana. Me confirmé. Me he leído la biblia muchas veces, hasta la he usado en mis materias. Me leí todas las encíclicas papales, el Nuevo Catecismo. Suelo comprometerme en todo lo que hago, y si lo hago es por una causa. Creo mucho en Jesucristo, sé que por lo menos, es un figura histórica que causó una gran ruptura en su tiempo, que era un revolucionario dulce e incomprendido. En catequesis, con mis amigos catequistas, le decíamos "el mechudo".
Un día, unas monjas nos hicieron sacar de La Gaitana, por blasfemos. Ahi empecé a dudar de la iglesia católica. Amo al cura Triana, director de AJAM. Me enseñó Teología de la Liberación, Antropología Cristiana, en fin. Es un hombre ciego, pero lo ve todo. Me enseñó que para que Colombia cambie hay que educar tanto a sus líderes y dirigientes como a los pobres. A eso nos dedicábamos. Dirijí cientos de convivencias donde los niños play de mi época reflexionaban sobre su propósito y corrían las lágrimas.
Entré a la nacional, y conocí la historia de Camilo Torres. Paradójicamente, mejor amigo del Curita en el seminario. El cura le rogó que no se metiera a la guerra pero Camilo se metió, y se murió. Mala decisión. Empecé a conocer mejor la historia, las alcahuetería de la iglesia, la inconsistencia entre la fe católica y la institución católica y me empezó a abrumar pertenecer a algo en lo que no confiaba. Así que como así soy, me salí. Dejé de comulgar, dejé de arrodillarme durante la elevación, dejé de creer catolicamente. Pero no he puesto en duda ni a Dios ni a Jesucristo. Lo que sí pongo en duda es si son parientes. Si Dios puede tener parentela. Lo que me queda de la religión católica es su ética, la que siempre me convocó, de ayudar a los pobres sin quitarles la dignidad y ayudar a los ricos a compartir un poco más. Simplemente. Su ética de la verdad, la justicia, la preferencia por los niños y niñas, el valor de la familia, la masculinidad generosa, el valos de los oficios, la honestidad, el amor al prójimo más que a uno mismo.
El que no lo vea, es ciego. No verán clamando al cielo ni hablando en nombre de dios ni Jesucristo nunca, no lo necesito. Porque creo en ellos, vivo la vida como ellos dicen que se debe vivir: soy austera, generosa, mi casa es de puertas abiertas para todos, mi comida si abunda se comparte y si escasea tambien. No soy opulenta, soy sencilla, trabajo con la gente por ellos mismos, no por dinero. Confío en que las cosas me saldrán bien a la larga. No robo, no mato. Tengo sexo consentido y hago lo posible por no engañar a nadie. Respeto la autoridad de mi papá que se la ganó, me levanto todos los días un paso más cerca de perdonar y recuperar a mi mamá. Detesto la hipocresía del que peca y reza para empatar. Soy exigente conmigo misma para ser coherente, y saben? Esto se parece mucho a la ética anarquista del amor. Hay que leer, hay que leer, compañeros. El dogmatismo y el fanatismo no demuestran sino la ignorancia.
Como no tengo que probarle a nadie en lo que creo, no lo hago, ni publico estados de facebook con versículo. Mucha gente cree que soy atea, porque no me gusta la frase "si dios quiere", otros creen que soy una horrible pecadora por ser bisexual. Allá ellos. Yo no vine a complacer a nadie. Lo único que sé es que el mechudo sabe bien yo por qué actúo como actúo. Las palabras sobran. El libre albedrío nos lo dio Dios.
Por fortuna.
Soy de formación católica, serví como pajecita de múltiples procesiones, me bautizaron y me preparé para la primera comunión. De hecho conocí la vergüenza ese día, porque me caí pisándome el vestido. Creo que por eso ahora me molesta la pompa de esa celebración. Me parece innecesaria. Pertenecí por 8 años a un grupo Juvenil Católico llamado Apostolado Ambiental Especializado (AJAM), llegué a ser su presidenta. Hice MUCHO trabajo comunitario, como catequista en el barrio La Gaitana. Me confirmé. Me he leído la biblia muchas veces, hasta la he usado en mis materias. Me leí todas las encíclicas papales, el Nuevo Catecismo. Suelo comprometerme en todo lo que hago, y si lo hago es por una causa. Creo mucho en Jesucristo, sé que por lo menos, es un figura histórica que causó una gran ruptura en su tiempo, que era un revolucionario dulce e incomprendido. En catequesis, con mis amigos catequistas, le decíamos "el mechudo".
Un día, unas monjas nos hicieron sacar de La Gaitana, por blasfemos. Ahi empecé a dudar de la iglesia católica. Amo al cura Triana, director de AJAM. Me enseñó Teología de la Liberación, Antropología Cristiana, en fin. Es un hombre ciego, pero lo ve todo. Me enseñó que para que Colombia cambie hay que educar tanto a sus líderes y dirigientes como a los pobres. A eso nos dedicábamos. Dirijí cientos de convivencias donde los niños play de mi época reflexionaban sobre su propósito y corrían las lágrimas.
Entré a la nacional, y conocí la historia de Camilo Torres. Paradójicamente, mejor amigo del Curita en el seminario. El cura le rogó que no se metiera a la guerra pero Camilo se metió, y se murió. Mala decisión. Empecé a conocer mejor la historia, las alcahuetería de la iglesia, la inconsistencia entre la fe católica y la institución católica y me empezó a abrumar pertenecer a algo en lo que no confiaba. Así que como así soy, me salí. Dejé de comulgar, dejé de arrodillarme durante la elevación, dejé de creer catolicamente. Pero no he puesto en duda ni a Dios ni a Jesucristo. Lo que sí pongo en duda es si son parientes. Si Dios puede tener parentela. Lo que me queda de la religión católica es su ética, la que siempre me convocó, de ayudar a los pobres sin quitarles la dignidad y ayudar a los ricos a compartir un poco más. Simplemente. Su ética de la verdad, la justicia, la preferencia por los niños y niñas, el valor de la familia, la masculinidad generosa, el valos de los oficios, la honestidad, el amor al prójimo más que a uno mismo.
El que no lo vea, es ciego. No verán clamando al cielo ni hablando en nombre de dios ni Jesucristo nunca, no lo necesito. Porque creo en ellos, vivo la vida como ellos dicen que se debe vivir: soy austera, generosa, mi casa es de puertas abiertas para todos, mi comida si abunda se comparte y si escasea tambien. No soy opulenta, soy sencilla, trabajo con la gente por ellos mismos, no por dinero. Confío en que las cosas me saldrán bien a la larga. No robo, no mato. Tengo sexo consentido y hago lo posible por no engañar a nadie. Respeto la autoridad de mi papá que se la ganó, me levanto todos los días un paso más cerca de perdonar y recuperar a mi mamá. Detesto la hipocresía del que peca y reza para empatar. Soy exigente conmigo misma para ser coherente, y saben? Esto se parece mucho a la ética anarquista del amor. Hay que leer, hay que leer, compañeros. El dogmatismo y el fanatismo no demuestran sino la ignorancia.
Como no tengo que probarle a nadie en lo que creo, no lo hago, ni publico estados de facebook con versículo. Mucha gente cree que soy atea, porque no me gusta la frase "si dios quiere", otros creen que soy una horrible pecadora por ser bisexual. Allá ellos. Yo no vine a complacer a nadie. Lo único que sé es que el mechudo sabe bien yo por qué actúo como actúo. Las palabras sobran. El libre albedrío nos lo dio Dios.
Por fortuna.
Comentarios
AMO esta entrada del blog...así como te amo a vos, completica.
;)
Saludos!