Ir al contenido principal

pedagogías celulares

Un celular es un aparato muy útil. Los hay muy sofisticados y muy básicos, pero todos son aparaticos tecnológicos muy interesantes.

Cuando a uno alguien lo llama por celular, no sabe uno donde está esa otra persona. Podría estar en un taxi, en un baño, manejando y en una conferencia, espacios todos muy diferentes. Lo que uno escoge hacer y decir al recibir una llamada "en cualquier parte" hace la diferencia para el que llama. Es el "en cualquier parte" que añade, un sentido de la inoportunidad permanente.

Cuando es oportuna la llamada del jefe? de la mamá? de la novia? En que espacio es preferible?

Que hago entonces?

Yo escojo no contestar muchas veces. Se me regaña por eso frecuentemente. Pero soy mala para la cultura que trae imbuida el aparatico. En mi mundo, es como si el novio irrumpiera en plena reunión de chismes con las amigas, o el jefe te visitara entre las sábanas. No. Simplemente no.

La otra alternativa es adoptar un tono homogéneo con todo el mundo. Eso le duele a algunos pero me permite seguir siendo práctica. Si contesto con voz de bebé mi interlocutor al frente va a estar incómodo. Lo se por que yo me he sentido muy incómoda en escenas similares.

En fin...muy práctica la tecnología, nos cambia la cultura, el modo de comportarnos...yo no me dejo convertir en una hipócrita. Es muy raro de explicar, pero así es. Añoro la epoca en la que hacias las llamadas como las hace mi abuela, sentada y pensando cada palabra, cada tono, cada número. Y hasta te los sabías de memoria.

Celular, BB, IPAD y IPOD...maravillosos devices. Pero la vida real sigue aqui.

Comentarios

Zinnia Muñoz dijo…
Un amigo le llama EL GRILLETE ELECTRÓNICO... Acaso Blackberry no se le decía a esa bola negra, grande y pesada que se ponía en los tobillos de los esclavos??

Que sea una herramienta útil o una dependencia asfixiante es decisión personal... hasta donde se puede ;)
Nily3 dijo…
Jajajajaja...
Sin comentarios.

Entradas más populares de este blog

Carta a Nancy (y a tod@s los que dudan si escolarizar o no)

Hola Nancy, No te conozco sino a través de la confianza de Angélica, así que voy a escribirte como si te conociera.  Nuestra familia se desescolarizó años antes de que naciera nuestra primera hija, Rosario. Es más, una de las razones por las que me consideré "compatible" con el padre de mis hijos para crear un experimento de pareja, fue la sospecha y el desasosiego que nos producía la escolarización.  Pero...una cosa es cómo te imaginas la cotidianidad desescolarizada, y otra un poco distinta como es (todo en la vida es así no?). De todas maneras era muy claro, por muchas razones, que no queríamos darle a nuestrs hijos ni la educación elitista y blanca que no podíamos (ni queríamos) pagar de los colegios considerados "excelentes" (yo misma me gradué de uno de esos); ni la educación de obrero raso que nos ofrecía la educación pública. (Nota al margen a propósito de esto. Si esta diferencia es notoria en Bogotá, no se imaginan Cartagena. La educación pública aquí es ....

Que horror!!!!!!!!!!!!!

Tomado de El Espectador sábado, 09 de junio de 2007 En la enfermería del Colegio Nueva Granada de Bogotá, uno de los más prestantes de la ciudad, se repite la misma escena: una fila de alumnos de bachillerato aguarda con un recipiente de plástico en la mano, en el que antes han escupido, a que la enfermera deslice una tirilla de papel. Si la tirilla permanece blanca, los estudiantes suspiran y regresan tranquilos a su salón de clase. En cambio, si la tirilla se torna azul, el alumno debe someterse a un segundo examen, esta vez de orina, para descartar o confirmar definitivamente si ha consumido alcohol o cualquier otra sustancia psicoactiva. Se trata de las polémicas pruebas antidopaje que en los últimos años saltaron de las competencias atléticas a los cuerpos de policía, a las empresas y ahora irrumpen en los salones de clase. En países como Estados Unidos, México o Inglaterra esta práctica ha provocado agitadas discusiones entre quienes defienden su efectividad para poner freno...

Ya nadie visita la tumba de Louis Althusser por Pablo Pineau

(Creo que es un poco vanidoso considerarme amiga de Pablo, pero en fin.... mi amigo Pablo me lo dejó publicar en el blog) La cita estaba acordada hacia poco más de un año. Esa vez, como la charla con quien sería mi guía había derivado a su formación en la Ecole Normale Superieure, le pregunté por Althusser. Comenzó con un: ”Fue un gran maestro de mi generación, pero ya nadie lo recuerda”. Hasta ahí, todo era esperable; pero su remate con un “Como yo soy campesina y me gusta visitar a mis muertos, cada tanto le llevo flores” nos ubicó en otro registro. Me habló entonces de un cementerio de suburbio y de una lápida casi sin datos. Le propuse acompañarla, y aceptó generosa y gentilmente. Quedamos en ir juntos la próxima vez que yo volviera por allí, lo que sucedió este febrero. Camino al encuentro, traté de acordarme cuándo había tenido referencias de Althusser por primera vez. El ejercicio me llevó a un hospital en Bolivia, en un viaje iniciático de mis dieciocho años, durante la primave...