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Noventa y nueve minutos

Esa es la cifra promedio que nos da cuando pensamos el tiempo que pasamos en el parque cada vez que vamos. Claro, hay días corticos que la cuenta apenas sobrepasa los nueve, y días que incluimos picnic y tales.


Hoy quiero hacer referencia al parque del Simón Bolivar, en Bogotá. Este nos ha dado muchas satisfacciones. El nivel de dificultad de los juegos es bien alt. Los chicos se esfuerzan mucho por alcanzar sus metas y papá se esfuerza también por encontrar el límite entre lo peligroso y lo emociante.


Rosario se sube con una agilidad maravillosa a todo. Tenemos un protocolo de pedir ayuda sólo en casos que realmente se amerite. Rodrigo, que no puede despegarse del piso como su hermana, grita constantemente que necesita ayuda. Pero Rosario al mismo tiempo disfruta y se evalúa sus límites y comprende que el hermanito menor aun necesita solidaridad y ayuda.

¿Qué hace que la niña sea naturalmente solidaria? ¿Será que puede determinar que el otro es su hermano.... y "le toca"? No se. Me aventuro a creer que los niños naturalmente son solidarios, pero cuando se encuentran en un ambiente de competencia y homogeneidad por el rasero más bajo restringen la candidez con la que dan su ayuda.

No veo ninguna foto panorámica del parque. Cuando regresemos la tomaré para mostrársela.

Bye!

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