La muerte de Rosa Cely me sacudió. Tuve pesadillas varios días. No podía concebir tal vileza. Y el frío subsiguiente que hizo que todas las capas de injusticia se concentraran en ella con la cizaña y la intensidad misma de su atacante. Dolió la muerte. El abandono. La demora. La injusticia. Dolio como un putas la imaginación agonizante de una mujer herida y abandonada a su suerte.
Que pocos dias despues de semejante dolor colectivo, y semejante sanción social, aparezca un ser que machetee e incendie a una mujer de 18 años, es si me lo permiten, PEOR. Está revestido de descaro. Hasta de desafío.
Quiero que encuentren a ese malnacido. Que lo juzguen durísimo y que lo hagan reparar a la familia, per secula seculorum. No lo maldigo por mi, por que no se merece mi karma. Pero la rabia y la impotencia no nos pueden silenciar.
Cualquier acto de violencia contra cualquier mujer es una vileza, pero ignorar o proteger a este man es simplemente inaudito.
Hagamos algo ya.
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