La verdadera misión histórica de la hembra humana aparece sin claridad por olvidarse que la mujer no es la esposa; ni es la madre, ni es la hermana, ni es la hija. Todas estas cosas son precipitados que da la feminidad, formas que la mujer adopta cuando deja de serlo o todavía no lo es. Sin duda, quedaría el universo pavorosamente mutilado si de él se eliminasen esas maravillosas potencias de espiritualidad que son la esposa, la madre, la hermana y la hija -de tal modo venerables y exquisitas, que parece imposible hallar nada superior-. Mas es forzoso decir que con ellas no están completas las categorías de la feminidad y que ellas son inferiores y secundarias si se emparejan con lo que es la mujer cuando es mujer y nada más.
Cada una de esas advocaciones del ser femenino se diferencia de las restantes y se define por su oficio eficaz. Nadie ignora lo que es ser madre y esposa, hermana o hija. Pues bien, ese cuádruple oficio conmovedor no existiría si la hembra humana no fuese además -- y antes que todo eso -- mujer.
¿Pero qué es la mujer cuando no es sino mujer?
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Lejos de esto, fuera bueno establecer como tema general para la psicología del amor este aforismo: Siendo el amor el acto más delicado y vital de un alma, en él se reflejarán la condición e índole de esta. Es preciso no atribuir al amor los caracteres que a él llegan de la persona que lo siente. Si ésta es poco perspicaz, ¿cómo va a ser zahorí el amor? Si es poco profunda, ¿cómo será hondo su amor? Según se es, así se ama. Por esta razón, podemos hallar en el amor el síntoma más decisivo de lo que una persona es. Todos los demás actos y apariencias pueden engañamos sobre su verdadera índole: sus amores nos descubrirán el secreto de su ser, tan cuidadosamente recatado. Y sobre todo, la elección de am ado. En nada como en nuestra preferencia erótica se declara nuestro más íntimo carácter.
Comentarios
A mi me gusta pensar que no existe "LA Mujer" sino las mujeres, con multiples recorridos, con entradas y salidas diferentes, que incluyen -a modo de opción -formas de maternidad, filiación, fratia y conyugalidad diferentes, con posibilidades de expresión múltiples. Me desagradan los discursos que se apoyan en "lo natural" pues tienden a escribir con mayúscula y en singular la subjetividad de la mujer, mutilando cualquier otra forma de expresión. Muchas veces "lo natural" remplaza a lo que otrora fue "lo sagrado" como argumento de autoridad e imposición.
Lo digo desde una posición divertida, pues no soy ninguna rebelde. Formo parte de una familia católica y "tradicional" (padre, madre, la pareja de hijos, el perro y el hamster), sin embargo, considero que el camino escogido por mi para ser mujer fue precisamente eso: una opción.