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Conversacion al atardecer

Entra Rosario llorando con el celular en la mano porque la mamá de su mejor amiga le ha dicho que Juli no va a venir, que algo pasó y que hoy no será. Ella, desde las 315pm está contando los minutos (de hecho tiene el reloj puesto para ver a qué horas eran las 5pm, hora en que llegaría. Antes de llamar, me dice, "mamá, son las 6, me estoy preocupando por Juli.").

A mi hija se le rompe el corazón.

La entiendo TANTO, tanto...

Mama: te entiendo mucho amor, entiendo el dolor que sientes.
Rosario: Yo quería ir con ella a la fiesta, la pasaríamos bien, quería compartir con ella eso...
Mamá: entiendo...(silencio)
Rosario: además, me tomó por sorpresa. Tal vez si me hubiera dicho que no vendría yo no me pondría tan triste. Ya no le vere hasta mañana. Llora. Le DUELE.


Y la entiendo.

La entiendo porque los adultos somos iguales a los niños. Tal vez puede ser que yo nunca maduré...pero a mi me pasa exactamente igual. Odio los cambios de planes sorpresivos...odio no saber a tiempo que viene un dolor para prepararme... y veo en las lágrimas de mis hijas muchas de las mías recientemente y no tan recientemente...

No puedo evitar esta impotencia fuerte de compartir ese sentimiento de sentirse uno defraudado...de haber esperado sin respuesta...de solo haber recibido información al pedirla...de...

de...

no se como se llama, pero sé como se siente.

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