MI hijo cumple mañana 5 años. Duro estar lejos de èl cuando el acto de nacer es algo qeu se hace con la mamá... me siento un poco hueca escribiedno estas palabras. Trato de no ponerme triste y pensar que èl està feliz con su familia en Costa Rica, que lo adoran tanto como yo. Es un angelito...
Pero no puedo evitar querer abrazarlo durìsimo, tenerlo aquí entre mis brazos, llevarlo a hacer lo que a èl le gusta. O simplemente estar con él, a su lado.
A Rodri le ha tocado una infancia rara. A los A sus dos años y 5 meses me separé de su papá. Al mes vivíamos en otra ciudad, se fue chiquito de la comodidad de la familia. No me arrepiento pero sì me hubiera gustado que fuera diferente. MI vida aquí le ha dado muchas cosas, pero como todas las decisiones en la vida, le ha quitado muchas cosas también. Rosario aún añora la "familia unida" que éramos, porque aun con lo chiquita que era (tenia 5) la recuerda. En cambio a Rodri nunca le tocó. Para él la normalidad es la separación, el dolor de dejar y la alegría de reencontrar. Eso lo hará fuerte, lo sé. Pero también lo hará sentirse a veces como me siento ahora: abandonado de una parte indispensable, huérfano de un pedazo de sí mismo.
No me acostumbro a la idea de que Mario y yo no pudimos preservar la unión que teníamos. Lo que más me ha dolido de esto no es separarme, la verdad. Lo que me ha dolido es haberle negado a mis hijos algo que yo tampoco tuve y que no me alegra haber tenido qeu repetir. Tal vez lo qeu me molesta sea eso. HAber tenido qeu repetir el patrón, aún sabiendo lo doloroso que es para los hijos.
Ahora, reconozco y sé que tenemos, Mario y yo una vida más feliz. Que les damos a los chicos unas razones bonitas de ser múltiples, de saber que existen vidas diferentes posibles, que la felicidad es un plural de múltiples instantes incluyendo algunos tristes.
EN fin...
Melancólica...ya ven.
Pero no puedo evitar querer abrazarlo durìsimo, tenerlo aquí entre mis brazos, llevarlo a hacer lo que a èl le gusta. O simplemente estar con él, a su lado.
A Rodri le ha tocado una infancia rara. A los A sus dos años y 5 meses me separé de su papá. Al mes vivíamos en otra ciudad, se fue chiquito de la comodidad de la familia. No me arrepiento pero sì me hubiera gustado que fuera diferente. MI vida aquí le ha dado muchas cosas, pero como todas las decisiones en la vida, le ha quitado muchas cosas también. Rosario aún añora la "familia unida" que éramos, porque aun con lo chiquita que era (tenia 5) la recuerda. En cambio a Rodri nunca le tocó. Para él la normalidad es la separación, el dolor de dejar y la alegría de reencontrar. Eso lo hará fuerte, lo sé. Pero también lo hará sentirse a veces como me siento ahora: abandonado de una parte indispensable, huérfano de un pedazo de sí mismo.
No me acostumbro a la idea de que Mario y yo no pudimos preservar la unión que teníamos. Lo que más me ha dolido de esto no es separarme, la verdad. Lo que me ha dolido es haberle negado a mis hijos algo que yo tampoco tuve y que no me alegra haber tenido qeu repetir. Tal vez lo qeu me molesta sea eso. HAber tenido qeu repetir el patrón, aún sabiendo lo doloroso que es para los hijos.
Ahora, reconozco y sé que tenemos, Mario y yo una vida más feliz. Que les damos a los chicos unas razones bonitas de ser múltiples, de saber que existen vidas diferentes posibles, que la felicidad es un plural de múltiples instantes incluyendo algunos tristes.
EN fin...
Melancólica...ya ven.
Comentarios
¡Änimo Anita!
Te mando un super abrazo
desde México...Erika fabela!