Me quedé pensando en cosas desde el post anterior... Las madres, socialmente, tenemos que ser buenas, educadas, calladas, pudorosas...pensar en una madre bisexual o en una madre que dice muchas groserías se sale de los parámetros de lo "normal". Pensar en mamás que no somos santas (afortunadamente) o quee somos rebeldes, como quiera que entendamos la palabra, parece un despropósito. Por eso me parece tan resistente, tan importante, tan vital, ser yo con mis hijos. Enfrentarlos en mis defectos, mis dolores, mis virtudes, mis enojos, mis incapacidades, mis fuerzas, mis pasiones, mis intensidades, mis debilidades. Enfrentarnos como individuos, conociéndonos a fondo, pasando tiempo juntos (cantidad no calidad, la calidad de tiempo con los hijos no existe). No "actuando" por dos horas entre el momento que se despegan de la tele y se acuestan a dormir...no dejando de fumar o de tomarme una cerveza frente a ellos, sino dándoles la información para saber qué son y porqué lo...